lunes, 16 de agosto de 2010
Diarios de un verano perdido II
No me gustan los "bohemios" que escuchan a Dylan, leen a Séneca, escriben poesía barata y pintan nubes en lienzos de tela.
No me gustan "los creyentes" que se dan golpes en el pecho en las primeras filas de las iglesias.
No me gustan los "pseudoperiodistas-creadores de blogs-webs" que se creen capaces de dar lecciones de moral.
No me gustan los "niños-pijos" con sus iphones, sus coches rojos metálicos, sus sábados de discoteca, sus novias catetas-pechugonas, su gafas ray-ban y su sonrisa profiden.
Pero sobre todo lo que si que no me gusta y especialmente odio son los pijo-hippys, niños guays que llevan sus móviles de marca, sus coches de marca, sus gafas ray-ban y que no han dado un palo al agua.
Me considero mucho más simple que todo eso, no escucho a Dylan, ni a los Beattles ni a los Rollings ni a nadie que cante en inglés, porque las canciones de Dylan son tan buenas que escucharlas y no entenderlas me parece una putada muy grande; NO leo a Séneca porque bastante tengo con los apuntes de la Universidad; no escribo poesia porque ni siquiera la prosa la domina; y por supuesto no pinto porque si lo hiciera estudiaria Bellas Artes.
No me doy golpes en el pecho porque sé que cuando san Pedro me viera, me partiría el pecho y me cortaría las manos.
No escribo en el blog para enseñarle a nadie nada porque todavía yo aprendo de la gente.
Y creedme no soy un niño-pijo-hippy porque no tengo un iphone, mi movil es samsung tactil si pero con tarifa minima, mi coche (si se puede considerar mio) lo pagan mis padres, y sobretodo cuando voy a la discoteca me paga la entrada la consumicion y nada más.
Así soy, simple como el mecanismo de un reloj, pero es que no me fio de la gente que va de bohemia,
lo siento
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