Páginas

domingo, 29 de noviembre de 2009

¿Cuando te perdí?




Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Colores...

Rojo, como el vestido con el que me enamoré de ti.
Verde, como la hierba que me fumaba para poder olvidarte.
Gris, como el cielo cuando no te veo por las mañanas.
Azul, como el color de tu coche.
Marron, como el color de tus ojos.
Negro, como el color de tu pelo que me roza y me lleva a la locura.
Amarillo, como el color del ron que necesito para imaginarte en mis brazos.
Naranja, como el sol que nos brillaba cuando te reiste conmigo.
Blanco, como tu sonrisa cuando te ries.
Carmín, como el que usas los sabados por la noche.
Celeste, como los dias en los que te sientas a mi lado.
Rosa, como las flores que te regalaria cada dia.
Violeta, como el color de los pantalones que te quedan tan bien.


Y cuando nadie para un rato y mira a su alrededor, no se deja afectar.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Rarezas





Desde aquí este post a Antonio Orozco que me gusta bastante.
Y es que todos hemos escuchado en la soledad de nuestra habitacion algo de esto...unos maldita nerea otros jere...y yo a Antonio Orozco

viernes, 6 de noviembre de 2009

Creías que podía ser de verdad !!!

Cuando se despertó no recordaba nada de la noche anterior. Se sentía como en la canción de Sabina, pero a diferencia del gran maestro, él apenas había probado la cerveza, mas bien había sido el ron.
Cuando se despertó no sabía donde estaba, solo sabía que esa no era su casa, ni en la casa en la que debería haber dormido.
Cuando se despertó miró el móvil y vio que tenía diez llamadas perdidas y dos mensajes.
Cuando se despertó miró debajo de las sabanas y vió lo que se ve despues de una noche de fiesta y de resaca.
Cuando se despertó miró al pasillo y vio la luz del baño encendida y oyó el agua caer.
Cuando se despertó miró a la mesilla de noche y junto con un reloj vió la foto de una joven de unos 29 ó 30.

Fue entonces cuando la profesora apareció por la puerta, miró la foto, la miró a ella, se tiró a la cama con las manos en la cabeza y sonrió....


¿Te hace mucha gracia la explicación?-oyó
¿Como?No, no...
¿y entonces? ¿que es lo que te hace gracia?
Nada, nada... algo que si fuera verdad no le gustaria saber...







en el video se da un ligero indicio de la historia...solo para unos pocos privilegiados

domingo, 1 de noviembre de 2009

Odio

Siempre había soñado con ese momento. Su mortal enemigo frente a él, de rodillas, con las manos atadas a la espalda y mirándolo a los ojos. Esos ojos durante muchos años lo habían mirado con desprecio, por encima del hombro. Los dos habían crecido juntos desde que su padre había entrado a trabjar en la empresa de la "familia".
Aunque siempre se habían tratado como amigos, ambos sabían que ninguno de los dos lo eran. Uno heredaría la empresa y otro heredaría el trabajo. "Esta familia siempre nos ha tratado muy bien hijo" le decía su padre. "De verdad piensas eso padre" pensaba mientras le ayudaba con los trastos.
Habían sido muchos los desprecios. Asi que cuando esa noche de verano pudo llevarselo al bosque, penso que no iba a despreciarlo nunca más, ni a él, ni a su padre.
Sacó de la espalda la 9 mm del señor de la casa y apunto directamente a la cabeza. Le tapo la boca con un pañuelo, mientras chillaba con los ojos, los mismos ojos que se habian reido de él durante años.
Apuntó, cerró los ojos y disparó.



El ruido del disparó le hizo levantarse. La cama estaba empapada. Miró a un lado y a otro y allí no había nadie. El reloj marcaba las 4:27, al día siguiente acompañaba al hijo del señor de cacería y la 9 mm todavía seguía en el cajón.

Cerró los ojos y penso que los sueños a veces revelan tus planes.