Siempre había soñado con ese momento. Su mortal enemigo frente a él, de rodillas, con las manos atadas a la espalda y mirándolo a los ojos. Esos ojos durante muchos años lo habían mirado con desprecio, por encima del hombro. Los dos habían crecido juntos desde que su padre había entrado a trabjar en la empresa de la "familia".
Aunque siempre se habían tratado como amigos, ambos sabían que ninguno de los dos lo eran. Uno heredaría la empresa y otro heredaría el trabajo. "Esta familia siempre nos ha tratado muy bien hijo" le decía su padre. "De verdad piensas eso padre" pensaba mientras le ayudaba con los trastos.
Habían sido muchos los desprecios. Asi que cuando esa noche de verano pudo llevarselo al bosque, penso que no iba a despreciarlo nunca más, ni a él, ni a su padre.
Sacó de la espalda la 9 mm del señor de la casa y apunto directamente a la cabeza. Le tapo la boca con un pañuelo, mientras chillaba con los ojos, los mismos ojos que se habian reido de él durante años.
Apuntó, cerró los ojos y disparó.
El ruido del disparó le hizo levantarse. La cama estaba empapada. Miró a un lado y a otro y allí no había nadie. El reloj marcaba las 4:27, al día siguiente acompañaba al hijo del señor de cacería y la 9 mm todavía seguía en el cajón.
Cerró los ojos y penso que los sueños a veces revelan tus planes.
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